¿Necesito terapia?

Según la Sociedad Americana de Psicología (American Psychological Association, o APA) hay una serie de señales que pueden ayudar a la persona a determinar si necesita pedir ayuda psicoterapéutica.

Ellas son:

• Sentís regularmente angustia, ansiedad, tristeza, desamparo, negatividad en tu visión al futuro y desesperanza.

• Tenés pensamientos negativos sobre vos mismo, te hablás en un modo negativo, tenés conductas nocivas hacia vos mismo o hacia los demás (incluyendo adicciones o consumos excesivos de elementos seguros e inseguros por igual).

• Estás atravesando momentos de dificultades emocionales, o notás cambios en tus conductas habituales (como dificultad para concentrarte, alteración del sueño, menos memoria, desgano, menos productividad en el trabajo). • Estás disconforme con la manera en la que resolvés o enfrentas situaciones cotidianas (sumisión, abusos emocionales o de otros tipos, incapacidad de darte valor, etc.). • Sentís ganas de mejorar en cualquier aspecto de tu vida, especialmente en el campo emocional e interpersonal.

Si este es tu caso, debés saber que gran número de investigaciones han demostrado que la Psicoterapia Cognitivo Conductual es eficaz para el tratamiento de ciertos tipos de problemas psicológicos y para lograr incrementar el bienestar emocional. Además, enseña habilidades, y brinda nuevas estrategias para tratar los problemas que puedan surgir en el futuro.

¡Alerta! Niños aburridos

Estamos en vacaciones, momento en el que se descansa de la rutina escolar y aumenta el tiempo libre para disfrutar de otras actividades. A pesar de tener juguetes, libros, juegos de mesa, televisión, tablet etc., los niños pueden quejarse de sentirse aburridos.

El aburrimiento es un estado mental, no es sólo el hecho de no tener nada por hacer. Aburrirse no es malo, sino más bien clave para que los niños puedan expandir su creatividad, inventar nuevos juegos, y explorar nuevas pasiones. Es un desafío para el niño que debe generar nuevos recursos y para los padres, que deben tolerar los tiempos, dar el lugar, sin precipitarse con propuestas variadas para “solucionar el problema”.

Los niños que asisten a jornadas escolares extendidas y son seguidas por actividades extracurriculares o por obligaciones académicas como hacer la tarea o estudiar para una evaluación, no están acostumbrados a manejar su tiempo de ocio o suelen recurrir al uso de las nuevas tecnologías, que los deja nuevamente en un rol pasivo. Esto habitualmente agrava el problema. El niño se acostumbra a estar estimulado, entretenido, sin esfuerzo y luego se frustra fácilmente cuando el entretenimiento depende de él.

Los padres deben discernir este momento de transición a una nueva situación de disponer de más tiempo libre, como normal, y dejar que el transcurso de los días, el niño vaya encontrando actividades y nuevos intereses.

Entonces, el niño puede utilizar este aburrimiento, como un momento para aprender a como entretenerse, ser más creativo, ser más flexible, y disfrutar de los momentos en que no están presionados por obligaciones, horarios y actividades.

Es importante distinguir si hay otras emociones involucradas como: • Soledad (por no ver a sus compañeros). • Desconcierto (frente al cambio de la rutina estructurada). • Frustración (por no saber qué hacer con su tiempo libre).

Si los padres sospechan que el niño se siente solo, porque ya no tiene su grupo de amigos del colegio, es importante explicarle que lo que él siente no es aburrimiento sino tristeza por extrañar a sus amigos. Una buena idea es mandar a su amigo un mensaje o video invitándolo a jugar en una casa o una plaza para que pueda encontrarse con ellos y disfrutar de su compañía.

Para aquellos niños con más dificultades para adaptarse a los cambios, esto puede ser una situación provocadora de estrés, por lo que se recomienda armar una rutina con algunas actividades que le permitan comprender como va a pasar ese tiempo libre, con quien, que cosas se hacen en vacaciones. Algunos niños les resulta útil mostrarlo en un almanaque gigante que les permita saber cuándo estarán vacacionando en casa, si tienen programando algún viaje y cuando será el regreso a la escuela.

En vacaciones, los adultos también podemos encontrar el tiempo para hacer actividades más desestructuradas, relajarnos al aire libre, y aprovechar el clima del verano para disfrutar de ver las estrellas, hacer picnics, salir de la rutina. También es un buen momento para conversar sobre lo que los papas disfrutaban hacer en vacaciones cuando eran chicos, cuáles eran sus juegos favoritos en el verano y con quienes compartían ese tiempo libre.

Teniendo en cuenta que el periodo de vacaciones es extenso, es posible que los niños recurran a los papás para expandir sus opciones de actividades y siempre resulta útil tener ideas que sean apropiadas para la edad y los intereses del niño. Es recomendable brindar sólo pocas opciones a la vez, para que sea fácil para el niño elegir y orientarlo en los materiales que necesitara para hacer la actividad, si es una actividad que puede realizar solo o va necesitar de nuestro apoyo.

Nunca viene mal para aprovechar este momento que los niños están más relajados, para enseñarles tareas domésticas sencillas apropiadas a su edad, en las que puedan aumentar su autonomía, y sentirse útiles en la casa como cuidar a la mascota, ordenar su habitación, regar las plantas o en niños más grandes, hacer las compras, preparar el almuerzo, lavar los platos, etc.

En consecuencia, el aburrimiento es normal y necesario, puede ser una gran oportunidad para que los niños sean más creativos, responsables e independientes. ¡¡A no desaprovecharlo!!

El miedo a estar enfermo

La hipocondría es una enfermedad psicológica donde la persona teme padecer o desarrollar una enfermedad grave de manera infundada. Hay una interpretación catastrófica de los síntomas corporales que provoca hipervigilancia de las sensaciones en busca de algún síntoma que confirme que realmente está en peligro su salud.

El miedo a enfermarse es constante y desmesurado provocando gran sufrimiento. El hipocondriaco puede evitar la consulta medica por temor a confirmar sus sospechas o bien, efectuar frecuentes consultas a guardias médicas o distintos profesionales de la salud.

Pueden llegar a tener varias consultas médicas en un solo día si no se quedan conformes con la respuesta. Suelen decir “los médicos ya no me creen”, “a esa clínica no voy porque no me toman en serio”, “ya me conocen todos los médicos de ese sanatorio”; etc.

En la consulta médica consigue alivio, pero solo de manera transitoria hasta que la preocupación emerge nuevamente. Frente a la duda y a pesar que el médico puede considerarlo innecesario, prefiere repetirse estudios médicos, hacer estudios de mayor complejidad, costosos o más invasivos para “quedarse tranquilo” y poder descartar rastros de la enfermedad que no hayan sido detectados.

La preocupación puede extenderse a otros miembros de la familia, como los hijos. Una mancha o un lunar puede transformarse en un posible cáncer de piel. Hay una constante vigilancia y chequeo de cambios en el cuerpo del niño, el mejor de los casos sería consultar con el pediatra o un médico especialista, en cambio, equivocadamente, indagan en búsquedas de imágenes en Internet con las que pueden arribar a falsos autodiagnósticos.

La persona hipocondríaca puede darse cuenta en ocasiones que sus preocupaciones son infundadas y exageradas, pero no puede evitar insistir en “sacarse la duda”.

El hipocondríaco:

  • Tiene miedo de padecer una enfermedad grave, el sufrimiento y la muerte.
  • Pasa gran parte del día pensando en enfermedades y que haría si la padece.
  • Vigila sus sensaciones corporales y hace auto observación para asegurarse que todo está bien en su cuerpo.
  • Concurre frecuentemente a guardias o diferentes especialistas. Le cuesta quedar satisfecho y suele buscar una segunda, tercera o cuarta opinión.
  • Evita leer, escuchar noticias o hablar sobre enfermedades/muertes que luego le puedan provocar temor a padecer esos mismos síntomas.
  • No mira películas o series sobre cuestiones medicas por el mismo motivo.
  • Los temas de su preocupación en general se repiten. Cáncer, alzheimer, esclerosis múltiple, sida, suelen ser las enfermedades que preocupan más frecuentemente.
  • Su padecimiento afecta tu vida personal, social y laboral.

Algunos pacientes tienen antecedentes de enfermedades graves en la infancia, muerte súbita o con gran padecimiento de una enfermedad terminal de algún familiar, antecedentes de mala praxis, o un diagnostico repentino que cambio su bienestar físico y mental. Estos antecedentes suelen aumentar la sensación de vulnerabilidad y falta de control de su salud.

¿Qué se trabaja en las sesiones de terapia?

El objetivo del tratamiento es que el paciente pueda modificar el pensamiento obsesivo y controlar las conductas de evitación y reaseguro que sostienen el problema. Esas conductas incluyen el autochequeo, la búsqueda de información en Internet y las consultas medicas que aparecen como respuesta a la aparición del temor a padecer una enfermedad.

Para que el paciente no recurra a la consulta médica, debe aprender a tolerar y disminuir los síntomas de ansiedad que le provocan sus pensamientos y a cuestionar la veracidad de los mismos.

El hipocondríaco debe reinterpretar sus síntomas corporales. Discriminar dolores, molestias, miedos y lograr apreciar también sensaciones agradables que le permitan volver a tener confianza en su propio cuerpo. Se deben modificar las creencias sobre estar enfermo, además de los recursos que tiene para enfrentar esa situación si alguna vez se presenta.

Es fundamental alcanzar la aceptación que la enfermedad y la muerte son parte de la vida. No tenemos la posibilidad de controlar ni predecir sus circunstancias, pero si optimizar nuestros recursos para encararlas de la mejor manera posible.