“No puedo parar de preocuparme”
Cuando las preocupaciones, las dudas y los miedos alcanzan una intensidad que afectan el bienestar psicofísico e interfieren con la tranquilidad y la capacidad de funcionar de la persona, estamos frente a un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
Esta ansiedad difiere a la de otros trastornos de ansiedad porque no es provocada frente una situación específica (fobia) y es menos intensa que la que se experimentan en las crisis de pánico, pero tienen una duración más extensa, que acompaña a la persona durante todo el día.
El contenido de las preocupaciones no difiere de los temas que nos preocupan a todos: salud propia o de sus familiares, cometer errores en el trabajo, afectar el bienestar familiar, perder el trabajo o la estabilidad económica, etc.
La jornada se ve inundada de preocupaciones alarmistas que irrumpen de manera persistente, y lo mantienen en un estado de tensión permanente. Cada situación cotidiana se vuelve una hazaña a sortear, en la que se espera el peor desencadenante.
Estos pensamientos se vuelven incontrolables, condicionan el estado anímico y perturban la vida personal, social y laboral.
Los síntomas comunes que presentan las personas que padecen de TAG son:
– Síntomas emocionales; anticipación y preocupación excesiva, constante e incontrolable. Incapacidad de tolerar la incertidumbre. Necesidad de reaseguro y aprobación frecuentes. Temor al cambio.
– Síntomas físicos: Tensión muscular, alteraciones en el sueño, nerviosismo, inquietud, irritabilidad, náuseas, diarrea.
– Síntomas conductuales: incapacidad de relajarse, distractibilidad, procastinación, evitar situaciones que lo ponen ansioso.
La Terapia Cognitívo Conductual busca modificar el sistema de creencias para entender el funcionamiento de la preocupación y comenzar a modificar el diálogo interno alarmista que la sostiene.
Esto implica desafiar pensamientos preocupantes irracionales, y aprender a aceptar la incertidumbre en la vida. Discernir que obsesionarse con el peor escenario no es lo mismo que prepararse para enfrentarlo. El terapeuta brindará apoyo para ampliar la seguridad en la capacidad de resolver los problemas, cuando se presenten. Es decir, dejar se preocuparse para ocuparse.